Estamos observando una tendencia equivocada con mensajes de empoderamiento, con un trasfondo lingüístico distorsionado y manipulador, para referirnos a llamados de voces ocultas aparentemente no escuchadas para que en el mercado laboral se dé más espacios a personas que por tendencia culturales, religiosas o locales se vean con menos oportunidades, Pero el mensaje es totalmente incorrecto el género no debe ser un elemento determinante salgo que en las competencias exista o porque el cliente lo espere que al final son los que deciden el comportamiento del mercado.
El tema es más de condiciones; subamos un peldaño, no es un tema de pensamiento, si tienes personas que la Ley protege de tal manera que genera poca atractividad en el mercado laboral por todos los gastos extras o riesgos que pueden tomarte al contratarte o consideraciones excepcionales, las empresas no van a poner en peligro su economía o infringir la Ley para favorecer a determinados grupos de menos oportunidades, como lo hacen algunas, donde se jactan de tener mucho personal femenino y son vanguardistas por ello y no sé por qué y todas sus trabajadoras laboran más de 40 horas permitidas, lo cual no sé por qué no se evidencia en su finiquito el pago de todas esas horas extras. Entonces no es el empresariado lo que deben asumir ese rol; es la Ley que hay que trabajar. NO es el empresariado, son las iglesias algunas de ellas como que tuvieron que esperar a Francisco para que Magdalena sea considerada la primer apóstol, la única apóstol que nunca abandono a Jesús, y son las familias las que ponen, pero a la liberta de género y tipifican las conductas permitidas por roles o por edades.
El trabajo NO está el empresariado, ni para premiarlo o distinguirlo lo más probable que en su intento por quedar bien incumplan con la Ley, las instituciones religiosas hacen mucho daño en ese fin poniendo algunas personas por su condición como ciudadanos de segunda clase.
La libre competencia, la libertad de elegir al que consideres el mejor, la capacidad por encima de tu género, y contar con Leyes que cuidando de no que no se explote al individuo permita que todos puedan ingresar a la PEA es bueno.
Jugué de niño para también apoyé donde la pandemia ha traído tanto desempleo no está bien, cualquier intento de sacar ventaja en un concurso abierto por cualquier condición. No es el empoderamiento o las campañas de favorecimiento, porque pueden generar un pensamiento minusválido y no progresista. Luchemos por Leyes de igualdad sin consideraciones poco atractivas, por instituciones que no hagan del género una minusvalía y porque se cambie la forma de criar sin limitaciones por género. Como están las cosas en esta nueva realidad nadie debe sacar ventaja de su condición o esperar más consideraciones que otros, solo hay que ser los mejores para que seas atractivo en el mercado laboral.
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