El amor de una madre puede tener un impacto significativo en la salud mental de una persona, fomentando el desarrollo de habilidades sociales y la empatía. Ayuda a desarrollar la independencia y la autoestima, que son habilidades fundamentales para el desarrollo de los hijos.

Una buena figura materna es un modelo a seguir en cuanto a hábitos de vida saludables, valores y actitudes positivas, y pueden ayudar a formar hijos responsables y autónomos.

El rol de madre debe poseer la habilidad de escuchar a los hijos con atención y sin juzgarlos, es una muestra de amor y respeto que puede ayudar a crear un ambiente emocional seguro.

Es la primera maestra de disciplina y de establecer límites y consecuencias claras, es consistente en su aplicación; ayuda a los hijos a desarrollar un sentido de responsabilidad y respeto.

El vínculo que se establece entre madre e hijo es fundamental para el desarrollo emocional, y puede influir en cómo éste se desarrolla en diferentes ámbitos de su vida.

En conclusión, la figura materna es fundamental en el desarrollo del ser humano, construyendo las bases de como seremos y nos desenvolveremos durante toda nuestra vida.